Japón.Fallas Geológicas

 Japón es uno de los países del mundo con mayor número de terremotos (unos 5000 al año), siendo uno de los riesgos naturales más devastadores. Suelen localizarse en la zona costera del archipiélago a lo largo de la costa del Pacífico.

El archipiélago de Japón consta de alrededor de 1.042 islas, y más de 2.000 islotes. Las cuatro islas centrales son las mayores: Hokkaidō, Honshū, Shikoku y Kyushu, que suman alrededor del 98 % de su extensión total. El conjunto forma un arco de noreste a suroeste de 3.700 kilómetros.

Las islas se ubican en una de las zonas geológicamente más inestables y complejas del planeta. En general, es un país altamente sísmico gracias a su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacifico. En Japón se han presentado 5 importantes terremotos en los últimos 15 años.


El grupo insular nipón es, sobre todo, el resultado de continuos e inmensos movimientos oceánicos que ocurrieron durante centenares de millones de años desde mediados del Período Silúrico hasta el Pleistoceno. Este proceso fue como resultado de la subducción tectónica de la placa Filipina y la placa Pacífica debajo de las continentales placa Euroasiática y placa Norteamericana.


La mayor parte del territorio terrestre está asentado sobre la placa de Ojotsk, ubicándose su línea de fricción y ruptura con la placa Euroasiática (sector también conocido como placa Amuria) al centro-sur de la isla de Honshū, a la altura del nudo montañoso y valle de la Fosa Magna.

El resto del territorio japonés se encuentra en la segunda placa mencionada. Mientras tanto, el arco de las islas Ryūkyū se encuentran al borde de la placa Filipina.
Por otro lado, la unión de la placa Filipina, la placa Euroasiática y la placa de Ojotsk ocurre en las cercanías del Monte Fuji o Fujiyama, convergencia con un alto potencial sísmico y vulcanológico.
Esta compleja distribución, origina profundas y extensas fosas oceánicas, especialmente en la costa pacífica del archipiélago. Destaca en particular la Fosa de Japón, de 9000 mts de profundidad, originada por una falla con borde convergente por subducción.


Japón estuvo asociado originalmente a la costa este del continente eurasiático. Las placas se subdujeron, siendo más profundas que la placa Euroasiática. Estos procesos geológicos tiraron a Japón hacia el este, originado la apertura del Mar del Japón o Mar del Diablo,hace alrededor 15 millones de años y dando lugar a una cuenca submarina de trasarco.
El Estrecho de Tartaria y el Estrecho de Corea fueron abiertos mucho más adelante.
Las colisiones entre estas placas y su posterior hundimiento generaron los arcos de islas de las Kuriles y de Sajalin-Hokkaidô (al norte), el arco de Honshû, que conecta Kyūshū, Shikoku, Honshû y la porción oeste de Hokkaidô (en el centro), y los arcos de las Ryûkyû e Izu-Ogasawara (en el sur).


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El terremoto del 11 de marzo de 2011 de magnitud 9.0, con epicentro cerca de la costa noreste de Honshu, Japón, tiene lugar en una falla de tipo compresivo en, o en las proximidades de la zona de subducción entre las placas Pacífica y Norteamericana. A la latitud de este terremoto, la placa Pacífica se mueve aproximadamente en dirección oeste a una velocidad de 83 mm/año con respecto a la placa Norteamericana y comienza su descenso hacia el oeste bajo Japón en la Fosa de Japón. Algunos autores dividen esta región en distintas microplacas, las cuales en conjunto definen el movimiento relativo entre las grandes placas Pacífica, Norteamericana y Euroasiática; entre estas se incluyen las microplacas de Okhotsk y Amur que forman parte respectivamente de las placas Norteamericanas y Euroasiática.

El terremoto del 11 de marzo fue precedido por una serie de grandes premonitores durante los dos días anteriores, comenzando por el sismo del 9 de marzo de M 7.2 a unos 40 km del terremoto del 11 de marzo y continuando con tres eventos mayores de M 6 ese mismo día.

En la zona de subducción en la Fosa de Japón se han producido 9 eventos de magnitud igual o mayor que 7 desde 1973. El mayor de ellos fue un terremoto en diciembre de 1994 de M 7.8, aproximadamente 260 km al norte del terremoto ocurrido el 11 de marzo, produciendo 3 muertos y casi 700 heridos.
En junio de 1978, un terremoto de M 7.7 con epicentro 35 km al suroeste, ocasionó 22 muertes y más de 400 personas heridas. Otros grandes terremotos han ocurrido en la misma zona de subducción en 1611, 1896 y 1933 produciendo devastadores tsunamis en la costa de Sanriku, en el océano Pacífico al noreste de Japón. Esta línea de costa es particularmente vulnerable a las olas de los tsunamis debido a las numerosas y profundas bahías, las cuales amplifican estas olas dando lugar a grandes inundaciones. El terremoto de M 7.6 de 1896 provocó olas de tsunami de hasta 38 m causando 22.000 víctimas. El sismo de M 8.6 del 2 de marzo de 1933, produjo olas de tsunami de hasta 29 m en la costa de Sanriku y ocasionó más de 3000 víctimas.

El terremoto del 11 de marzo de 2011 ha sido una catástrofe fuera de lo normal, superando sobradamente a otros terremotos ocurridos en el siglo XX en la parte sur de la Fosa de Japón, ninguno de los cuales alcanzó la magnitud 8. Un terremoto similar pudo haber ocurrido el 13 de julio de 869, cuando el área de Sendai fue barrida por un gran tsunami que los científicos japoneses han identificado a partir de registros escritos e indicios en depósitos de arena.
Fuente:USGS
Desde que los sismos comenzaron a medirse, estrictamente, solo a partir del siglo XX, el terremoto que el 11 de marzo pasado que azotó Japón pasará a la Historia como uno de los más importantes, y ha servido para recordar al ser humano, una vez más, la impotencia que éste tiene ante la Naturaleza. 
Luchar contra sus designios no es inútil, pero vencerla parece lejos de las posibilidades del hombre. La Ciencia, aunque avanza en sus investigaciones, es incapaz aún de predecir ni el epicentro ni la magnitud de los movimientos telúricos y poder adoptar así las medidas necesarias con antelación.
Se estima que el megaterremoto desplazó una sección de litosfera oceánica de 500 kilómetros de longitud por 100 kilómetros de ancho. Esa masa de litosfera se trasladó hasta 40 metros en algunos puntos de convergencia de las placas (normalmente la placa del Pacífico se mueve a una velocidad de 8 centímetros anuales). 


El territorio japonés, por sus condiciones naturales, tiene un alto índice de riesgos: abundancia de fenómenos sísmicos y más de una treintena de volcanes activos. Las violencias climáticas no son menores. Al paso anual de los tifones por las regiones suroccidentales hay que añadir las intensas lluvias monzónicas, las nevadas de la costa occidental y su posterior fusión originando inundaciones.

Junto a los terremotos, los volcanes son otro de los peajes naturales que han de pagar los japoneses por el hecho de que su país se encuentre en el arco del Cinturón de Fuego. Pero también son una atracción para el turismo mundial. 
Los abundantes lagos que se esparcen en las cercanías de los volcanes y de las cadenas montañosas de origen volcánico muchas veces fueron creados de la noche a la mañana por el estancamiento de ríos que vieron interrumpido su camino por la lava. 
Actualmente, en Japón se puede observar el 10% de los volcanes activos del mundo.Precisamente, una de las regiones que incita el interés del turista es en la isla de Kyushu, la llamada tierra de los volcanes. Kyushu fue la primera isla en ser habitada por los pueblos procedentes de la península de Corea, a principios de la era cristiana. 
La región cuenta con importantes y conocidos volcanes activos como Aso, en la provincia de Kumamoto, o Kuju, en la provincia de Oita, pero la imagen del volcán de Sakurajima, en Kagoshima, remite inevitablemente a algo más recóndito, inaccesible y, de algún modo, primitivo.
 En días tranquilos el volcán de Sakurajima  parece reposar plácido sobre el agua, pero la espesa humareda blanca que resopla desde su cráter anuncia sin tregua el fuego de sus entrañas. Cada año se registran en Sakurajima unas 200 erupciones de pequeña intensidad. La última gran erupción tuvo lugar en 1914, en el año 3 de la era Taisho según el calendario imperial.


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